Joaquín “El Chapo” Guzmán operaba en la Ciudad de México desde 1989, por lo que comenzó a rentar oficinas en la capital como parte del crecimiento del Cártel de Sinaloa.
Así lo declaró Miguel Ángel Martínez, testigo protegido del Gobierno de Estados Unidos, en el marco del juicio contra el capo en la Corte de Brooklyn.
Reveló que en la década de los 90, Guzmán Loera, obtuvo jugosas ganancias producto del tráfico de drogas hacia Estados Unidos, ya que cada mes llegaban a la capital del país dos o tres aeronaves cargadas con entre ocho y diez millones de dólares cada una.